Reduzcamos la Velocidad!!

Una vez, de tantas desde que vivo en esta ciudad, venía de regreso del trabajo caminando hacia una de las estaciones del metro, absorta en una canción que estaba escuchando en mi mp4. De pronto, una señora me tropieza y, sin pedir disculpas, sigue su camino. Evidentemente la costumbre de vivir en la agitada ciudad de Caracas me hice no darle importancia a la situación, sin embargo esta vez pensé: ¡Cuanta prisa tienen todos por llegar! Pero, ¿A dónde?
¡Es como si participaran en una carrera de la Fórmula 1 a cualquier hora del día! Van a toda marcha y sin perder ni un segundo siquiera para mirar al cielo. Se adelantan al cruzar la calle sin observar antes si, efectivamente, la luz verde para los peatones ha sido activada. Luego, al llegar a la estación del metro pisan el acelerador y se dirigen al andén para lograr conseguir un puesto en algún vagón. Y, una vez allí, pocas personas son las que muestran su amabilidad al ceder su asiento al más necesitado. Es como una guerra contra el tiempo en donde evidentemente TODOS son adversarios. Afortunadamente, muchos como yo tienen sus audífonos puestos y se concentran en su música o en alguna lectura y no les importa si van sentadas o de pie. Sin embargo, dentro de esa inexplicable carrera me detengo a preguntar porqué la sociedad venezolana va tan deprisa cuando hay tantas cosas que observar… La respuesta seguirá inconclusa y, durante quién sabe cuánto tiempo, la apatía y el irrespeto con el amigo que llevamos al lado, así como apuro de llegar no se sabe a dónde ni el porqué, nos seguirán haciendo presa de este sistema de empujones y tropiezos

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